En la actualidad pareciese que el mundo digital está lleno de ventajas.
Básicamente se pueden compartir miles de cosas a otros continentes, casi al mismo momento en que damos clic al botón enviar, por ejemplo documentos en formatos tales como PDF, docx, etc.
De música y video ni hablar, que existen cantidad de archivos en la web ya desde hace muchos años y con los formatos de compresión de moda, como mp3, mp4 y otros, los cuales básicamente se pueden ya reproducir en cualquier dispositivo sin mayor problema.
Además, el acceso a banda ancha nos ha permitido al momento poder escuchar música en la web a partir de aplicaciones como Spotify presente ya en muchos dispositivos.
Con respecto a las imágenes, evidentemente tenemos también gigantescas colecciones digitales.
Pero todo esto puede ser un problema: ¿En dónde deberíamos guardar toda esta información que hemos acumulado en estos años? Porque es claro que sí, cada vez se digitalizan más cosas, pues el manejo digital siempre es mucho más fácil, y por ende, la información crece a pasos gigantescos.
Recordemos que hacia algunos años utilizábamos discos flexibles, como los diskettes es decir, uno podía almacenar programas en estos medios en los que hoy en día no cabe ni siquiera una imagen de no muy alta resolución.
El CD, hace unos años, podía guardar la generosa cantidad de 700 MBytes, aproximadamente. Ahora esto parece ridículo e insuficiente. De hecho, la siguiente tecnología nos trajo el DVD. Y resulta que esto parece tampoco ser suficiente.
Las necesidades del mundo digital nos obligan a requerir cada vez más de medios de almacenamiento y esto, aunque los dispositivos de almacenamiento están bajando de precio, al final tienen un costo.
Hoy podemos ver memorias USB con capacidades de hasta 128 GBytes a precios que al parecer son relativamente accesibles, pero más almacenamiento requiere de más dinero a invertir y todo parece indicar que la misma tecnología nos empuja a ir siempre por más capacidad para guardar los contenidos digitales.
Pero el problema no es sólo guardar más información, sino saber que esa información la podamos recuperar cuando la necesitemos. Eso implica hacer respaldos.
Respaldos, gracioso porque si nos ponemos a pensar que un disco duro extraíble es un aparato electro-mecánico que puede fallar en el peor momento como al estar en una presentación de trabajo, nos queda la duda de si sería mejor guardar esa información en otro medio, pues una solución que suena sería grabar esa información en dvds, no estoy bromeando, quien sería capaz de grabar un Terabyte de información en dvds mejor guardémoslo en blu-rays estos tienen mayor capacidad, pero tampoco son una solución.
Hablamos que como todo en la actualidad tiene su vida útil, por lo cual este medio también puede fallar.
¿Qué podríamos hacer entonces? Yo pienso que la solución es la nube, sí, en donde por una pago al mes podré subir toda la información que quiera y en donde el proveedor de este servicio me garantizará que no la perderé.
Ellos buscarán procedimientos para minimizar la pérdida de datos y tendrán sistemas distribuidos que se pagarán con las cuotas de los usuarios.
La ventaja de la nube es clara: nuestros datos siempre podrán estar accesibles sin importar en qué máquina estemos. Si nuestra computadora se arruina, nuestros datos se podrán descargar en la nueva máquina sin problemas. Esa parece ser la gran solución, pero hoy día un tema que nos preocupa es la seguridad de nuestros datos.
La pregunta es ¿cómo los proveedores de la nube van a garantizar que nadie accederá a nuestros datos?, La Agencia Nacional de Seguridad, NSA, probó que la nube tampoco es segura.
Pues al parecer la solución definitiva todavía no está dada, solo nos queda esperar…